Y de pronto una bocanada de aire llenó mis pulmones, una última bocanada desesperada por aferrarme a una vida que ni siquiera quería, acompañada por el batir irregular de un corazón capaz de amar más allá de la vida, de la muerte o del paso del tiempo.
Mi corazón se paró, tras el póstumo latido que daba. (Mercedes Peres Ortolá)