Cronicas Mecavampiras 1 : La Leyenda de Kell (2016)



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“La Leyenda de Kell es una historia de aventuras y fantasía épica, de ritmo rápido, que transcurre en la hermosa y noble tierra de Falanor, la cual es invadida por una raza de criaturas llegadas de más allá de las Montañas de Puntas Negras, conocidas como mecavampiros (o, como sería más adecuado decir, vampiros con mecanismo de relojería). Son seres de carne y hueso, sí, pero tienen integrado en su seno un avanzado sistema tecnológico de relojería que les obliga a alimentarse de Aceite de sangre; alimento que obtienen refinando la sangre previamente extraída a un cadáver humano. Cuando sus recursos se agotan, los mecavampiros envían al Ejército de Hierro de los albinos que tiene bajo su yugo, junto con unas criaturas altas y de mortales dedos huesudos llamadas Segadores, en busca de nuevas reservas de sangre... A medida que el norte del país va cayendo en cuestión de días, Kell, un viejo soldado ahora retirado, su nieta Nienna, Kat, una amiga de esta y Saark, un dandy presumido, se unen y se ponen en marcha para alertar a su Rey. Pero Nienna, Kat y Saark pronto descubrirán que ese viejo y maltrecho soldado está lejos de ser el héroe que su épica leyenda dice que es...
La historia de La Leyenda de Kell se encuentra enmarcada en el típico entorno de la fantasía, con vastas zonas de montañas y bosques; vamos, en gran medida como lo estaba El Señor de los Anillos. Sin embargo, más allá de las norteñas Montañas de Puntas Negras, existe una raza de vampiros mutados que dependen tanto de los avances en cuanto a tecnología de relojería se refiere, como a lo narcótico de ese Aceite de sangre que refinan a partir de la sangre ordinaria, y que se ha convertido para ellos en una especie de “droga” sin la que les es imposible vivir.
Mi gran inspiración fue el maestro David Gemmell, mucho más que J. R. R. Tolkien, Michael Moorcock, Raymond Feist,... Siempre me ha gustado la áspera fantasía heroica de Gemmell, y, en gran medida, escribí este libro teniendo en cuenta ese mismo patrón, pero añadiéndole algunas dosis de “terror” así como distintos frentes de “acción”. Las Crónicas de los Mecavampiros surgieron de mi deseo de hacer algo con vampiros, pero dándole un giro a la ecuación, lo que acabó derivando en esta fusión entre la fantasía y las técnicas empleadas en la elaboración de relojes. Durante mucho tiempo quise escribir una historia sobre las criaturas de la noche, pero cada idea que tenía, era desechada al instante porque se trataba de algo que ya existía. Yo, quería algo completamente diferente. Cuando escribí los libros de la serie Combat K, manejé algunas criaturas del tipo ciborg y, un día, me pregunté a mí mismo: ¿Y si los vampiros lo fuesen porque eran en parte máquinas que los hacían ser así? Pero, no puedes utilizar ciborgs en una novela de fantasía. Fue por eso por lo que le di vueltas a qué tecnología podía ser la adecuada para ello, y pensé en los relojes, porque la técnica que utilizaban para su funcionamiento podía ser fácilmente extrapolable a un entorno de fantasía.
Al poco, una revista llamada VisionaryTongue, me encargó escribir una historia corta, así que la utilicé como banco de pruebas para la idea de los mecavampiros. Empleé para ello a Pippa, uno de mis personajes principales de la serie Combat K, y aquello dio como fruto una historia que me satisfizo plenamente. Pensé: debo expandir este universo. Lo cual, nos lleva hasta este libro, La Leyenda de Kell.”